Si crees que un seguro de vida te sirve únicamente para dejar dinero a tus beneficiarios en caso de faltar, necesitas con urgencia leer este texto.
Lo primero que tienes que saber es que, un buen seguro de vida está hecho para lo disfrutes tú, protegiendo a las personas que más amas.
Empecemos. Les voy a contar la historia de Juan.
Juan es el sustento de su familia. La renta, la escuela de sus hijos, el gasto fijo mensual de su familia depende al 100% de él. Un día la familia de Juan recibe la noticia de que él ya no volverá a casa con ellos. Su familia se ha quedado sin el pilar de su hogar y no solo eso, su familia se ha quedado sin certeza financiera porque Juan no contaba con un seguro de vida.
Si hubiera contado con uno, su familia tendría un ingreso fijo mensual en su ausencia, con eso Juan hubiera protegido el futuro económico de su familia.
Juan nos enseña que un seguro de vida nos sirve para asegurar el futuro financiero de las personas que más amamos, mediante una suma asegurada o un ingreso fijo mensual.
Ahora les voy a platicar de Andrea.
Andrea es una chica independiente. Ha trabajado muy duro para salir adelante, su mamá está muy orgullosa de ella. Un fin de semana, Andrea decide ir a visitarla, va en su carro con la música a todo volumen disfrutando el camino y pasó lo que Andrea juraba que jamás le pasaría, ¡tuvo un accidente! A consecuencia de eso, desafortunadamente Andrea va a vivir con una incapacidad el resto de tu vida. Su mamá tendrá que volver a trabajar para solventar los gastos de Andrea, ya que ella no será capaz de tener una fuente de ingresos.
Si Andrea hubiera tendido un seguro de vida, hubiera recibido una suma asegurada para hacer frente a su futuro.
Lo que aprendemos de Andrea es que un seguro de vida también nos sirve en caso de sufrir una incapacidad.
Diego, Diego, Diego.
Diego siempre ha sido una persona muy sana a pesar de que en su familia hay antecedentes de enfermedades graves. Él considera que lleva una vida sumamente sana y que no es necesario contratar un seguro de vida. Al pasar los años, Diego es diagnosticado con una enfermedad terminal. El médico le indica que desafortunadamente su esperanza de vida no será mayor a 6 meses.
Si Diego hubiera tenido un seguro de vida, al momento de ser diagnosticado se le hubiera podido entregar su suma asegurada para que él pudiera disfrutar el tiempo que tenía. Quizá hubiera buscado tratamientos alternos y posiblemente hoy estaría con vida.
Diego nos enseña que un seguro de vida también nos sirve en caso de padecer alguna enfermedad terminal.
Por último, les voy a platicar de Carlos.
Carlos es millennial, él piensa que todo el dinero que recibe se lo tiene que gastar, ¿ahorrar?, ¿qué es eso? Él prefiere salir con sus amigos los fines de semana, ¿Planificar su futuro? ¿Cómo para qué o qué? Total, Carlos asegura que la vida es un riesgo, aparte Carlos piensa que el dinero que tendrá en su afore, será más que suficiente para sobrevivir cuando se retire, (si es que eso pasa).
Lo que Carlos no sabe es que el sistema de afores que tenemos en México está basado en un sistema que se implementó en Chile bajo el gobierno de Pinochet, en donde tristemente ese sistema de afores no ha servido de nada. Al tener 65 años tendrá que seguir trabajando porque no habrá nadie que lo mantenga y lo que tendrá en su afore le alcanzará para 1 año, si bien le va, para dos.
Si Carlos hubiera contratado su seguro de vida a sus 28 años y hubiera hecho sus aportaciones hasta los 38 años, a sus 65 años tendría un rendimiento multiplicado del dinero que aportó durante esos 10 años. Porque un buen seguro de vida ¡te regresa el dinero que estuviste aportando!, si en ese tiempo no hubo una incapacidad o un fallecimiento ni una enfermedad terminal, el dinero se regresará + un rendimiento a lo largo del tiempo que esté el dinero dentro de la aseguradora.
Para que Carlos lo hubiera entendido quizá tendrían que habérselo explicado con «gansitos», algo así: Imagina que el lunes va Carlos a la tienda y compra un gansito (28 años), lo mete al congelador para el fin de semana (38 años), llega el sábado y en lugar de tener 1 gansito se da cuenta que tienes ¡3 gansitos! (65 años). Es así como se hubiera incrementado el dinero a lo largo del tiempo y prácticamente el seguro de vida hubiera sido gratis.
El buen Carlos nos enseña que en su juventud es el mejor momento para contratar su seguro de vida porque estará protegido y adicionalmente estará siendo responsable de su futuro.
Mi nombre es Xiomara Ángel y te invito a que te acerques conmigo para que juntos planifiquemos y evitemos que caigas en alguno de estos escenarios catastrófico.